Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://lulublgd952295.blogproducer.com/46135502/el-cabezazo-que-terminó-el-último-partido-de-zidane